miércoles, 30 de abril de 2008

"La cosecha", de Stephen Hopkins


FICHA TÉCNICA:

Título Original: "The Reaping"/ Dirección: Stephen Hopkins/ Guión: Carey Hayes y Chad Hayes/ Producción: Susan Downey, Robert Zemeckis y Joel Silver/ Fotografía: Peter Levy/ Montaje: Colby Parker Jr./ Música: John Frizzell/ Efectos especiales: Howard Berger y Gregory Nicotero/ Reparto: Hillary Swank, David Morrissey, Idris Elba, Anna Sophia Robb, Stephen Rea, William Ragsdale, John McConell, David Jensen, Yvonne Landry, Samuel Garland. USA, 2007. Color. 99'

Espantosa, lamentable, absurda, torpe... La propia película de Hopkins es una plaga en sí misma. Más repulsiva que cien mil ranas viscosas.

Me pregunto qué narices se le pasa por la cabeza a algunos actores una vez son premiados con el oscar. Baste recordar a Halle Berry, tras su escalofriante interpretación en "Monster's Ball", quien no ha sido capaz de levantar cabeza, arrastrándose por subproductos como "Catwoman" o "Gothika". Pues lo cierto es que Hillary Swank lleva el mismo camino. Primero una película como "Diarios de la calle", que no pasaba de la mera corrección, a pesar de ser potencialmente interesante. Y después la cosa ésta que nos ocupa, del por lo general "justito" Stephen Hopkins. Vale que son películas donde el actor principal ocupa un espacio inmenso, pero es que hace falta estar muy ciego para ver en esta historia un mínimo de enjundia artística e interpretativa.

Aparte de eso, nada tendría de rechazable el filme en sí. Es más, se trata de una trama razonablemente atractiva, a priori. Y no sobreexplotada en exceso por el cine. Pero está hecha de una forma tan exasperantemente efectista y chusca, que en ningún momento consigue enganchar, ni provocar el más mínimo interés, dado el distanciamiento que produce. El apelativo de "videoclipera" se le queda corto. Por dios, hay vídeoclips infinitamente más consistentes que esto.

Si encima, como es el caso, se pretende introducir una subtrama de carácter dramático en plan conflicto de carácter materno-filial, ésta resulta más risible que nada. No hay quien se la trague, ni quien se sienta identificado en lo más mínimo.


Pero eso no es todo. Es que para acabar de rizar el rizo, también tenemos giro de guión al final, consumando el cúmulo de despropósitos de este pastiche infumable. Es decir. Hopkins se pasea por encima (de la forma más superficial) de las últimas tendencias del cine fantástico moderno y te las planta en los morros con una ligereza y una falta de vergüenza casi ofensiva.

Todo esto podría resultar hasta gracioso, si estuviésemos ante un producto de serie B. Con conciencia de serlo. Ya sabemos que todas esas limitaciones artísticas, así como el tono efectista, pretendidamente serio, etc. resultan señas de identidad de la serie B. Pero claro, en un filme producido por Joel Silver y Robert Zemeckis, interpretado por la ganadora de un oscar, se me antoja más un sinsentido que otra cosa.

Obvio es, que cuando el resultado de un despropósito así se rebela tan lamentable, no hay nada que salvar. Ni Hillary Swank consigue elevar el nivel, ni apariciones como la del casi siempre interesante Stephen Rea, que pasan a ser quasi ridículas. Incluso los efectos del tándem Berger & Nicotero no parecen tan brillantes como otras veces.

Total, que estos casi cien minutos de plagas bíblicas, niñas infernales y heroínas investigadoras de milagros, pasa directamente a formar parte de la colección de bodrios más representativos de los últimos años. Por derecho propio y sin lugar a reclamaciones.

martes, 29 de abril de 2008

"El foso de la muerte", de Brett Leonard


FICHA TÉCNICA:

Título Original: "The Dead Pit"/ Dirección: Brett Leonard/ Guión: Gimel Everett y B. Leonard/ Producción: Gimel Everett/ Fotografía: Marty Collins/ Montaje: G. Everett y B. Leonard/ Música: Dan Wyman/ Efectos especiales: Ed Martínez/ Reparto: Jeremy Slate, Cheryl Lawson, Stephen Gregory Foster, Danny Gochnauer, Geha Getz, Joan Bechtel, Mara Everett, Jack A. Sunseri, Frederick Dodge, Nettie Heffner, Luana Speelman. USA, 1989. Color. 96'

Los manicomios siempre han sido escenarios ideales para toda clase de historias terroríficas. Pasillos oscuros, salas tétricas, locos, enfermeras chungas... y médicos más chungos todavía.

He aquí otra pequeña perla de finales de los ochenta, de la que a título personal ni siquiera había oído hablar y que me ha dejado un buen sabor de boca, en la cual Brett Leonard mezcla sin complejos diversos temas: mad doctors, intriga psicológica, slasher e incluso zombies. El resultado final de semejante batiburrillo es, contra todo pronóstico, satisfactorio.


Es este Leonard un cineasta bastante peculiar. Sobretodo conocido por "El cortador de césped", pero con otras obras célebres como "Virtuosity". Si algo tienen en común todas ellas, incluso la que nos ocupa, es una cierta preocupación por la innovación y el riesgo, dentro de los parámetros del cine de género. El caso de "El cortador..." es palmario, pero también en "El foso de la muerte" hallamos un estilo visual potente y arriesgado, que de alguna manera avanza lo que años después sería la irrupción de los esquemas del videojuego, dentro del fantástico. Es algo que aparece de una forma muy tangencial, si se quiere, pero que está ahí. Cuando vemos a la amnésica protagonista corriendo por los laberínticos e interminables pasillos del manicomio, acechada por toda clase de peligros, casi se puede imaginar una pantalla de juego virtual, por el modo en que Leonard planifica esos momentos. Planificación en la que, por cierto, tampoco es ajena la insistencia en mostrar a la actriz en paños menores, de un modo tan gratuito como agradable a la vista.

En todo caso, lo que interesa es destacar el contundente tono enfermizo que predomina a lo largo de toda la película, un tono muy conseguido. Asimismo, hay pequeños detalles que también son de agradecer, como los que se apuntan en las sesiones de hipnosis del médico a la paciente, con un motivo musical muy deudor de la partitura de Bernard Herrmann para "Vértigo", así como las propias imágenes regresivas, en las que aparece una especie de campanario, acrecentando esa sensación de estar homenajeando al inmortal clásico de Hitchcock. En el contexto de un filme como éste, resulta regocijante.


No he hablado propiamente de la trama de la película, porque tampoco resulta imprescindible. Baste saber que se basa en el típico esquema del tipo de historia en que una persona (en este caso amnésica) llega a un sanatorio mental y allí vive toda clase de acontecimientos escalofriantes que la implican de manera directa. En realidad, más que al argumento, que a la postre termina siendo bastante previsible, se trata de prestar atención a la hábil mezcolanza de elementos terroríficos, que como comentaba al principio, funcionan muy bien y es lo que más merece resaltarse, junto a la atmósfera alucinógena y malsana.

En definitiva, película recomendable, bastante ignorada de forma injusta, puesto que goza de las mismas virtudes que cualquier buen producto ochentero e incluso, aún sin llegar a ser una obra inolvidable, alcanza a situarse por encima de la media de dichas muestras, en algunos momentos.

lunes, 28 de abril de 2008

"La noche de los demonios", de Kevin Tenney


FICHA TÉCNICA:

Título Original: "Night of the Demons"/ Dirección: Kevin Tenney/ Guión: Joe Augustyn/ Producción: Joe Augustyn/ Fotografía: David Lewis/ Montaje: Daniel Duncan/ Música: Dennis Michael Tenney/ Efectos especiales: Nick Benson/ Reparto: Alvin Alexis, Allison Barron, Lance Felton, Billy Gallo, Hal Havins, Cathy Podewell, Linnea Quigley, Philip Tanzini, Jill Terashita, Harold Ayer, Marie Denn. USA, 1988. Color. 90'

Hoy haremos una visita nostálgica (y virtual, claro) a cualquiera de esos vídeoclubs que ya no existen, en los que tan fácil resultaba encontrar películas de terror atractivas y cachondas para ver en grupo y disfrutar de lo lindo. Y lo haremos con un clásico de las estanterías de esos entrañables lugares. Tras él, el no menos entrañable Kevin Tenney.

¿Puede hablarse de un "autor" a la hora de hacerlo de un cineasta especializado en el cine de terror adolescente como Tenney? Pues tal vez sí haya que hacerlo, aunque sea en minúsculas, si echamos un vistazo a su filmografía.

Por un lado, es cierto que sus películas son encuadrables en el amplio espectro de los productos palomiteros de los ochenta, pero cuando repasas filmes como "Juego diabólico" o ésta misma que nos ocupa, encontramos una serie de rasgos comunes. Y si tomamos en consideración la obra de cineastas como Craven, Hooper, Carpenter, etc. como algo unitario, a lo mejor resulta que Tenney también merece un pequeño hueco, aunque sea en una segunda o tercera división de autores cinematográficos especializados en el terror. Porque lo cierto es que las suyas son películas tan intrascendentes como disfrutables.


"La noche de los demonios" es casi una película de referencia, si hablamos de historias situadas en Halloween. Del mismo modo que la inmortal peli de Carpenter, hay que ver "La noche de los demonios" con la misma lógica reverencia con respecto a dicha festividad. Obvio es que no goza de un estatus destacado ni comparable a aquélla, pero es una garantía a la hora de reírte un rato con los avatares de ese grupete de jovenzuelos salidorros que celebran una fiesta en una vieja casa "con pasado" y que terminarán siendo literalmente poseídos por los "demonietes" que la habitan.

Esto último forma parte de los rasgos mencionados anteriormente en las historias de Tenney. En lugar de limitarse a un slasher recurrente y facilón, gusta de introducir en esos mismos esquemas otros elementos más de carácter sobrenatural y de dar un cierto origen "con poso" a las situaciones que plantea. Es algo que le distingue de otros y que se agradece, dentro de la habitual uniformidad de esta clase de productos. Por eso su cine, a pesar de no poseer o mostrar un talento especial, sí resulta muy entretenido.

Y en este caso concreto, encontramos una serie de secuencias planteadas con apreciable imaginación, tan desprejuiciadas como efectivas. Lindantes incluso con el gore. Todo ello sin perder el carácter lúdico y gamberro, tan necesario en obras así. Del mismo modo, el voltaje sexual también alcanza niveles algo más elevados de lo que suele ser habitual en este tipo de productos. Mención especial para la banda sonora, compuesta de canciones tan exquisitamente horteras como cabe esperar. Y sobretodo para los efectos especiales y de maquillaje, deliciosos y sin mucho que envidiar a los mejores trabajos de Rick Baker o Tom Savini.


Sí es verdad que llega un momento en que se vuelve algo repetitiva en su parte final, una vez los demonios han hecho acto de presencia y la trama se convierte en el típico correcalles de protagonistas huyendo de los monstruos. Algo que provoca una cierta lástima, puesto que los primeros minutos que tienen lugar en la casa sí poseen una cierta atmósfera tétrica, bastante apreciable, que a la postre se pierde.

Con todo, cabe ver "La noche de los demonios" como un filme honesto. Porque en ningún caso pretende engañar a nadie. Y, a diferencia de otros, da lo que promete y lo que el espectador busca en él, que desde luego no es la enjundia de una obra perturbadora y profunda.

domingo, 27 de abril de 2008

"Sueño profundo", de Patricia Gruben


FICHA TÉCNICA:

Título Original: "Deep Sleep"/ Dirección y Guión: Patricia Gruben/ Producción: John M. Eckert y Michael Lebowitz/ Fotografía: Rene Ohashi/ Montaje: Lara Mazur/ Música: Martin Gotfrit/ Reparto: Megan Follows, Stuart Margolin, Patricia Collins, David Hewlett, Damon D'Oliveira, Deanne Henry, Margot Kane, Rob Roy, Ken Camroux, Eloisa Cardona. Canadá, 1990. Color. 85'

Bastante más que de terror, podríamos situar esta "Sueño profundo" en el terreno del suspense psicológico, etiqueta que tantas y tan buenas muestras nos dio entre finales de los ochenta y principios de los noventa, entre las cuales podríamos citar "La escalera de Jacob", de Adrian Lyne, "Corazón de medianoche" de Matthew Chapman e incluso "El sueño del mono loco", de "nuestro" Fernando Trueba.

Es un tipo de historias que se caracteriza por hacer servir la propia mente como caldo de cultivo donde cualquier cosa puede suceder y donde incluso la experiencia sobrenatural puede tener lugar, sin dejar de tener un origen perfectamente humano. Visiones, alucinaciones, sueños, y claro: pesadillas.

El argumento nos presenta a una chica que llega al hogar familiar procedente de un sanatorio mental, donde ha sido tratada por padecer terribles (y recurrentes) pesadillas, que le provocan toda clase de comportamientos extraños y excesivos. Al parecer, el origen de dichos malos sueños está en el propio seno familiar, de ahí que la joven acuda en busca de respuestas. Se encontrará con una serie de situaciones que seguirán poniendo en riesgo su salud mental, pero al mismo tiempo la irán conduciendo a desentrañar el secreto que se esconde tras su sufrimiento.


La canadiense Patricia Gruben (la película es de esa nacionalidad) no obtiene el mismo resultado que alcanzaban los ejemplos citados al principio, por no ser capaz de aprovechar del todo las posibilidades que la trama ofrece. Pretende revestir el filme de un tono turbio, siempre necesario en este tipo de narraciones, pero sólo lo consigue a medias, provocando un desarrollo irregular, que tras un inicio interesante, se acaba diluyendo, para cobrar fuerza de nuevo en la parte final.

En todo caso, no es una película del todo desdeñable. Mantiene un cierto interés, sobretodo de cara a conocer la resolución al misterio planteado, aún a costa de provocar algún que otro bostezo. Del mismo modo, el carácter desagradable y dramático de los aspectos que dan sentido a la intriga la hacen parecer una película con más enjundia de la que realmente tiene.

Los actores no son nada del otro mundo. Encabezados por Megan Follows, joven actriz, que no pasa de correcta y a la que se ha podido ver sobretodo en series televisivas. Y Stuart Margolin, experimentado aunque también mediocre, tanto delante como detrás de las cámaras.

Así pues, película tan sólo apta a falta de otra cosa más interesante para ver. O para paladares poco exigentes, que se lo pasen bien con intrigas no demasiado sustanciosas, más propias del medio televisivo o, hablando en términos literarios, de los best-sellers de aeropuerto, que de obras consistentes.

sábado, 26 de abril de 2008

"The Eye", de David Moreau y Xavier Palud


FICHA TÉCNICA:

Título Original: "The Eye"/ Dirección: David Moreau y Xavier Palud/ Guión: Sebastián Gutiérrez, basado en el de Oxide y Danny Pang/ Producción: Don Granger y Paula Wagner/ Fotografía: Jeff Jur/ Montaje: Patrick Lussier/ Música: Marco Beltrami/ Efectos Especiales: Jak Osmond/ Reparto: Jessica Alba, Alessandro Nivola, Parker Posey, Rachel Ticotin, Rade Serbedzija, Obba Babatundé, Danny Mora, Chloe Moretz. USA, 2008. Color. 91'

En cambio, a diferencia del engendro anteriormente reseñado, he aquí un remake más que digno. Innecesario, como casi todos. Pero digno. En la producción del cual se halla, por cierto, la socia en dichas tareas de Tom Cruise: Paula Wagner.

Días atrás hablábamos de estos dos cineastas franceses, Moreau y Palud, como de dos talentos bastante prometedores, gracias a su debut dentro del género con "Ellos". E independientemente de que sus proyectos más personales vayan a ser igualmente acertados o no en el futuro, el encargo de este remake sobre la célebre película de los Hermanos Pang, puede decirse que ha sido solventado con buena nota.

Para empezar encontramos a una Jessica Alba en el que, seguramente, es su papel más valioso hasta la fecha. Y desde el primer momento, queda claro que nos hallamos ante una obra de cierta consistencia. Sin renunciar a su personal estilo, los dos cineastas galos consiguen asimismo ser muy fieles al original. Con un tono frío y elegante, circunstancia que en gran parte viene dada por una utilización inteligente de colores y texturas (mucho gris y marrón), se consigue una atmósfera reconocible y muy apropiada a la historia. Tan reconocible como una peculiar composición de los planos, que los asemeja al estilo Michael Mann, con unos encuadres muy característicos, retratando a los personajes con la cámara a la altura de los ojos.


Del mismo modo, los personajes están presentados con naturalidad, sin recurrir a efectismos innecesarios, para acercarlos al espectador. Especialmente en el caso de Alba, protagonista casi absoluta, que como decimos se muestra creíble y muy metida en su papel. Tal vez se echa en falta una mayor presencia del personaje de Parker Posey, más que nada porque siempre apetece ver en pantalla a una actriz de su talento.

Asimismo, la decisión de trasladar el origen de la trama a territorios hispanos es tan lógica como acertada. Y nos permite recuperar a una Rachel Ticotin a la que hacía siglos que no veíamos en una producción importante. Decisión acertada en un guión que, por cierto, firma Sebastián Gutiérrez, responsable de los libretos de "cosas" como "Gothika" o "Serpientes en el avión".

Por lo demás, la película posee el ritmo adecuado y no abusa del susto fácil, más allá de lo necesario. Es más, hay un puñado de momentos que vistos con la predisposición adecuada, resultan muy conseguidos, en cuanto al miedo que transmiten. Especialmente los que transcurren en el interior del edificio donde vive la protagonista. Por cierto, con presencia (prácticamente un cameo) de la otrora en boga Tamlyn Tomita. Y aunque la trama no resulta del todo original, en cuanto a abordar el tema de la presencia de entidades espirituales entre los vivos, sí que la forma de contarla, así como la perspectiva utilizada, resulta interesante. En todo caso, esto ya estaba en la original, así que es mérito de aquélla más que de ésta.

Dicho todo ello, encuentro el mayor punto negativo en la forma en que Moreau y Palud nos cuentan el que es, a la postre, el momento álgido y culminante, que en la versión oriental se convertía, sin ningún género de dudas, en el más conseguido: la catástrofe en cadena del final. Y es que en el remake no se ha logrado el mismo nivel de impacto, ni visual, ni dramático. Y tampoco llega a ser tan inquietante. Una lástima, porque seguramente es lo que, quienes disfrutamos con la otra, esperábamos con más interés.

En cualquier caso, del mismo modo que el "The Eye" facturado en Hong Kong era un buen filme de terror, pero tampoco alcanzaba el más alto nivel de obras de similares características como "Dos Hermanas", "Ringu" o "Dark Water", esta traslación a Occidente puede decirse que queda más o menos en un nivel similar. Muy por encima de las de "Pulse", "Llamada perdida" o "The Ring 2", pero sin hacer sombra a las "americanizaciones" de "The Ring" o "Dark Water", claramente superiores.


Curiosamente, parece haberles sentado mejor cruzar el "charco" a los franceses que a los propios Hnos. Pang con su justita y rutinaria "The Messengers", que hace un par de años con ese filme no hicieron sino corroborar la premisa de que por lo general los cineastas orientales no acaban de funcionar del todo, lejos de su tierra. Y tal vez por eso, para allá que se han vuelto.

viernes, 25 de abril de 2008

"Llamada perdida", de Eric Valette


FICHA TÉCNICA:

Título Original: "One Missed Call"/ Dirección: Eric Valette/ Guión: Andrew Klavan, basado en la novela de Yasushi Akimoto/ Producción: Broderick Johnson y Lauren Weissman/ Fotografía: Glen MacPherson/ Montaje: Steve Mirkovich/ Música: Reinhold Heil/ Efectos Especiales: David Fletcher/ Reparto: Shannyn Sossamon, Edward Burns, Ana Claudia Talancón, Ray Wise, Azura Skye, Johnny Lewis, Jason Beghe, Margaret Cho, Meagan Good, Rhoda Griffis, Ariel Winer. USA, 2008. Color. 87'

Del mismo modo que existen películas que dignifican todo un género cinematográfico, las hay que subvierten su valor. Así, mientras un thriller de Steven Seagal convierte los thrillers en algo mal visto cuando surgen muchos tras esa estela, de la misma manera, el remake de una película que (ya de por sí) no es gran cosa, hecho de forma torticera, contribuye sin duda a que el terror actual sea algo poco apreciado por los amantes del buen cine. Y se haya convertido en un mero reclamo para multisalas, en lugar de una fuente de disfrute real y consistente.

Eso es lo que encontramos en este bodriete del francés Eric Valette. La versión norteamericana de la "Llamada perdida" de Takashi Miike deja mucho, pero que muchísimo que desear. Es una película sosa y torpe a partes iguales. Y manda huevos, porque en esta ocasión, el nivel de la original era tirando a mediocre, con lo cual tampoco parecía tan complicado mejorarla. Un original que incluso dio lugar a una saga (cágate, lorito).

Pero hete aquí que Valette transforma su obra en otro churro más de la todopoderosa factoría churrera del Hollywood más palomitero e insustancial. Del mismo modo que ocurría con el lamentable remake de "Kairo" ("Pulse", en la versión yanqui) y a diferencia de otras muestras, como "Ringu" o "Dark Water", que en manos de Verbinski y Salles respectivamente, conseguían un gran resultado.


Lo cierto es que, como digo, el material de base era malo. Eso es innegable. Una trama tan artificiosa y rebuscada como previsible. Que a lo mejor tuvo su gracia en algún momento (cuando se escribió la novela, tal vez), en que los adolescentes empezaban a hacer uso de los móviles como un apéndice más de sus brazos. Pero que como historia terrorífica, resulta más risible que otra cosa.

Para más inri y para acentuar los calificativos "torpe" y "sosa", se da la circunstancia de que el protagonista masculino de este remake es nada menos que el "sosoman" por excelencia: Edward Burns. Lo cual no deja de tener cierta gracia, bien mirado. Pero desde luego, no ayuda a acrecentar el valor del filme. Ah! Y tampoco aquí voy a hacer un fácil juego de palabras con el apellido de la prota femenina. Para acabar de consumar el desastre, también encontramos a un totalmente caricaturesco Ray Wise, que desde que hizo de papá de Laura Palmer, no ha podido volver a aparecer en una película de terror sin parecer eso: una especie de caricatura. Excelente actor, por cierto.

Como la trama es sobradamente conocida, no me extenderé en ella. Baste decir que está estructurada según la típica cadena de asesinatos que involucran a un grupete de jóvenes, con los móviles como vehículo de transmisión maldito y que parece obedecer a dramas del pasado. Factores como el tiempo, la casualidad (y la causalidad), que ya estaban explotados (y muy bien explotados, por cierto) en la simpática saga de "Destino final", en cambio aquí se vuelven cansinos en grado máximo.

Abundando en lo de "torpe", destacar lo lamentablemente que están planificados los momentos terroríficos. Sin ninguna clase de medida. O te los plantan delante de las narices a las primeras de cambio, sin preocuparse por situar al espectador en el contexto emocional adecuado, o por contra te los anticipan ochocientas veces y cuando llegan de verdad, ya te has cansado de esperar y no te provocan el más mínimo efecto.

Asimismo, la habitual sobrecarga de efectos digitales, que incluso son utilizados para escenificar figuras humanas. Pero por favor, ¿es que no quedan en Hollywood maquilladores decentes? Qué puñetera manía con los rostros distorsionados digitalmente, que no asustan absolutamente a nadie, por lo falsos que resultan. Pero bueno, vista la factura global de la peli, tampoco es cuestión de exigir un buen acabado formal. Sería casi un contrasentido.


Personalmente no tengo ningún problema en sentarme a ver una película con pocas pretensiones, que sencillamente quiera entretener, darme cuatro sustos introducidos con más o menos elegancia (aquí, ni siquiera eso sucede, como ha quedado dicho) y olvidarme de ella una vez ha terminado. Pero lo que no me gusta son las tomaduras de pelo descaradas. Y cuando te encuentras una y otra vez con esta clase de subproductos, elaborados a piñón fijo, en los que cada plano resulta previsible e intercambiable con otros del mismo pelaje, pues uno llega incluso a cabrearse.

"La tumba del vampiro", de John Hayes


FICHA TÉCNICA:

Título Original: "Grave of the Vampire"/ Dirección: John Hayes/ Guión: David Chase, basado en su novela/ Producción: Daniel Cady/ Fotografía: Paul Hipp/ Montaje: John Hayes/ Música: Jaime Mendoza-Nava/ Reparto: William Smith, Michael Pataki, Lyn Peters, Diane Holden, Kitty Vallacher, Eric Mason, Lieux Dressler, Jay Scott, William Guhl. USA, 1974. Color. 91'

Hay películas semi-desconocidas por no se sabe qué razones. Tal vez por no aparecer en el momento oportuno, por no contener elementos especialmente destacables o distintos, o sencillamente por no aportar al género (en este caso el terror, vertiente vampírica) nada especial. Hay que recordar que en el tiempo en el que apareció ésta, las historias terroríficas parecían más orientadas a las temáticas satánicas y de otras índoles, con lo que los colmillos afilados no "se llevaban" tanto. Especialmente si hablamos de los USA.

Sin embargo, ello no invalida el hecho de que algunas de esas películas "fuera de onda" sean perfectamente aprovechables. Es el caso de la que nos ocupa. Un filme de 1974 protagonizado por un William Smith al que apenas le quedaban un par de años para convertirse en el mítico Falconetti de "Hombre rico, hombre pobre". Tras la cámara, el bastante desconocido, aunque afín al género John Hayes; y al guión (basado en su propia novela) el mismo David Chase que años después haría historia en una de las mejores series que se han hecho para televisión: "The Soprano's". Sin olvidar la setentera y de culto "Kolchak, the Night Stalker".

Como vemos, todos ellos nombres principalmente ligados al medio catódico. Y en ese sentido, es cierto que "La tumba del vampiro" tiene, sin serlo, un cierto aire a telefilme. Pero claro, hablar de telefilmes en los setenta, era hablar de muy buenas pelis, en muchas ocasiones.


En todo caso, lo que interesa es lo agradable que resulta descubrir un filme del que nada sabes, que aborda sin complejos un tema como el de los vampiros, que ya por aquel entonces estaba sobreexplotado, con toda clase de variaciones y tonos. Cuando digo "sin complejos", me refiero a que en lugar de tirar de lugares comunes, como unos determinados y tópicos recursos escénicos y de ambientes, aquí encontramos una historia de vampiros modernos (sin caer en lo ridículo), perfectamente integrada dentro de una sociedad contemporánea, pero sin rehuir las (por otro lado) inevitables constantes del género: maldiciones ancestrales, sexo ligado a la figura del vampiro, etc. En ese sentido, no es una película del todo "rompedora", pero sí característica del momento.

Por otro lado, resulta difícil no engancharse a ella, teniendo en cuenta el inicio tan contundente que tiene, con dos jóvenes siendo víctima de un bestial ataque de ultratumba en un cementerio. Las consecuencias de dicho ataque constituirán el nudo argumental. Esa contundencia de la que hablo persiste a lo largo de la peli, con una violencia bastante cruda, aunque no exageradamente explícita. Sin necesidad de recurrir a cantidades ingentes de efectos, en cualquier caso. En ese sentido, hay la suficiente confianza en el interés de la propia historia.

Es posible que en el tramo central haya un pequeño bajón en cuanto a ritmo, pero por contra, la trama se enriquece con nuevos elementos, también de cariz sobrenatural, que consiguen mantener el interés.

Con todo ello, tenemos una obra que atesora el valor de lo inesperado. Si uno se acerca a ella sin grandes expectativas y es un buen amante del género, seguramente hallará razones más que suficientes para pasar un rato de lo más entretenido.

jueves, 24 de abril de 2008

"Los ojos misteriosos de Londres", de Walter Summers


FICHA TÉCNICA:

Título Original: "The Human Monster"/ Dirección: Walter Summers/ Guión: John Argyle, basado en una novela de Edgar Wallace/ Producción: John Argyle/ Fotografía: Bryan Langley/ Montaje: E.G. Richards/ Música: Guy Jones/ Reparto: Bela Lugosi, Hugh Williams, Greta Gynt, Edmon Ryan, Wilfred Walter, Alexander Field, O.B. Clarence. Reino Unido, 1940. B/N. 76'

O "The Human Monster", si atendemos al título original, que en este caso y para variar, no parece tan afortunado, o cuanto menos, no tan sugerente. Se trata de uno de esos vehículos para el lucimiento de Bela Lugosi, pero asimismo constituye un filme de misterio con toques terroríficos, de lo más entretenido.

La línea argumental nos presenta una serie de asesinatos intrigantes por resolver, que aparentemente parecen no tener nada en común, pero como suele suceder en estas ocasiones, nada más lejos de la realidad. Hay implicado un siniestro personaje (Lugosi) curiosamente llamado Orloff (¡hola, Tito Jess!) que tras su impecable imagen de honorabilidad, esconde a un desalmado asesino. De esclarecer el caso se encargará la eficiente policía londinense, eso sí, auxiliada para la ocasión por un socarrón agente estadounidense.

Del mismo modo que ocurre en otros filmes de similares características, el humor también está presente. Tal vez de una forma no tan brillante como en maravillas del calibre de "El caserón de las sombras" de Whale, ya que ésta que nos ocupa es una obra de inferior nivel, pero sí resulta agradable. Sobretodo dicho humorismo viene dado por la presencia (casi burlesca) de ese agente venido de ultramar, casi podría decirse que inaugurando el particular subgénero de las "buddy movies", que tanto furor haría bastantes décadas después. El contraste entre la personalidad flemática y meticulosa de los agentes de Scotland Yard y la más llana y caótica del poli de Chicago, es fuente de la mayor parte de chascarrillos y situaciones hilarantes del filme.


En cuanto a Lugosi, puede exhibir todas sus dotes gracias a un papel típico en su línea interpretativa, que le permite una dualidad entre la apariencia amable y bondadosa por un lado, y la perversa y malvada por otro.

El ritmo es dinámico y conjuga la acción policial con esa atmósfera tan clásica de la época que nos lleva a sótanos oscuros y escenarios lúgubres diversos, en el marco de un Londres nebuloso y húmedo (como debe ser). Tampoco falta la chica rubia de la función, víctima potencial del villano. Del mismo modo y al igual que ocurre en otras historias similares, hay una utilización del defecto físico (en este caso la ceguera) como elemento terrorífico.

La dirección de Summers es funcional y no destaca por conseguir unas atmósferas especialmente remarcables, en éste, uno de sus últimos filmes, tras una carrera básicamente centrada en la década de los treinta.

Es obvio que, aunque aún quedaban algunos años en que el terror y el suspense de la primera época del sonoro todavía iban a estar presentes, ese estilo que bordeaba (o penetraba de lleno) el género folletinesco, empezaba su declive. Y en el caso particular de Lugosi, iniciaba la última etapa de sus mejores años, que todavía iba a dar productos estimables. Pero sus papeles más memorables, ya quedaban bastante atrás.

Aún así, "Los ojos misteriosos de Londres", que dicho sea de paso, obtuvo un apreciable éxito en su momento, constituye una obra de las que gustan disfrutar los buenos amantes del fantástico clásico. Y que conviene ver, si acaso se ha pasado por alto. Tal vez no sea una muestra especialmente memorable, pero sí forma parte del imaginario colectivo, gracias a determinadas imágenes icónicas, como la del "dentudo" Jake.

"Monstruoso", de Matt Reeves


FICHA TÉCNICA:

Título Original: "Cloverfield"/ Dirección: Matt Reeves/ Guión: Drew Goddard/ Producción: J.J. Abrams y Bryan Burk/ Fotografía: Michael Bonvillian/ Montaje: Kevin Stitt/ Efectos Especiales: Josh Hakian/ Reparto: Lizzy Caplan, Jessica Lucas, T.J. Miller, Michael Stahl-David, Mike Vogel, Odette Yustman, Anjul Nigam, Margot Farley, Theo Rossi, Brian Klugman, Kelvin Yu. USA, 2008. Color. 84'

Cuando algo se publicita, se recontrapublicita y se vuelve a recontrapublicitar... normalmente es porque ha costado muchísima pasta y hay que recuperarla a toda costa, o porque no se tiene demasiada fe en la calidad intrínseca del producto y es preciso arrastrar literalmente a las masas a que vayan al cine "a la fuerza", para recuperar en la primera semana todo lo invertido, antes de que empiece a funcionar el boca-oreja y el globo se desinfle.

El televisivo J.J.Abrams ha sido desde el principio el principal reclamo de este proyecto. Sus funcionales y "ultracools" productos para la pequeña pantalla, así como su excelente aportación a la saga "Misión Imposible" parecen una indudable garantía de calidad.

En todo caso, nadie puede negar que una historia de este estilo, a priori podía funcionar muy bien. Potencialmente, pues, resulta atractiva. Se trataba de conseguir un resultado acorde con tales expectativas. Máxime después de que las últimas aportaciones hollywoodienses a la serie de "bichos grandes" no resultasen del todo lucidas (el "Godzilla" de Emmerich, sin ir más lejos).

Aparte, para imprimir aún más el carácter novedoso de la propuesta, está el modo de contarla. Tan reciente en las retinas como tenemos "Rec", a los españoles esto no nos viene de nuevo, pero en USA debe haber impactado bastante el estilo "reporteril" cámara en mano y demás.

¿Tal vez dicho estilo ha sido elegido a fin de enmascarar una hipotética falta de confianza en una narración al modo clásico? Eso es algo que sólo los artífices del filme podrían contestar. Es uno de esos casos en que las formas pesan tanto como el propio Monstruo protagonista, y resulta imposible desligarlas del fondo. En todo caso, una vez planteada la idea, queda ver cómo ha quedado resuelta. Y en ese sentido, después de ver el resultado, uno no puede por menos que sentirse satisfecho.


"Monstruoso" es una buena película. Está bien planificada, resulta creíble, consigue contagiar plenamente al espectador del ambiente en el que se desarrolla y eso es fundamental para que una historia así funcione. Hasta el punto de que la presencia (en el más amplio sentido del término) del Monstruo, todo y ser importante, no resulta lo más destacado. Abrams (y en este caso Reeves) no son tontos y saben perfectamente que el público del siglo XXI es cualquier cosa menos ingenuo, de ahí que si lo que se pretende es despertar la inquietud que todo filme fantástico de esta clase persigue, más que conseguir un monstruo más o menos creíble, lo principal es conseguir un entorno verosímil, en el cual uno se pueda sentir afectado e identificado.

En cuanto a los aspectos técnicos, la iluminación de la película brilla con luz propia (valga la expresión). Sin renunciar a dibujar el "caos" en pantalla, no sólo las secuencias no resultan confusas, sino que poseen una fuerza expresiva innegable. Y el modo de presentar a la criatura es brillante, así como de transmitir las sensaciones que algo así puede producir en un ser humano que lo esté viviendo allí mismo, en el momento.

Bajo mi punto de vista, las debilidades de que puede adolecer un planteamiento como el de "Monstruoso", así como el de casi cualquier narración de implicaciones catastrofistas, obedecen a circunstancias como el modo en cómo evolucione la trama una vez ha estallado el drama propiamente dicho. Está claro que resulta obligada una "huída". Y lo más importante es que en ningún momento dicha huída se vuelva algo monótono, ni se pierda en intensidad. Por eso es tan apropiada la duración de la película, apenas una hora y cuarto (más créditos).

Del mismo modo, los orígenes y circunstancias de la criatura son lo suficientemente sugerentes y están lo suficientemente ocultos, como para permitir toda clase de elucubraciones, con lo cual los autores se ahorran dar muchas explicaciones y permiten que cada uno se forme su propia teoría. Más discutibles, me parecen en cambio, otras cuestiones, como esa extraña forma en que la "picadura" de la criatura afecta a las personas. Esto lo vemos únicamente en una secuencia, pero resulta tal vez efectista en exceso, puesto que tampoco tiene continuidad, ni aporta gran cosa, más allá de "librarnos" de uno de los personajes.

Asimismo, como se adivina casi inevitable, está el hecho de que la necesidad de contar la historia a partir de esa estructura en cuanto a soporte casero, provoca que la cámara protagonista se vea involucrada en situaciones algo rebuscadas, a fin de dar continuidad a la narración. Esto se nota especialmente en el tramo final. Por contra, en esa misma línea, hay decisiones muy acertadas, como el momento en que la cámara sube al helicóptero y eso nos permite la perspectiva aérea del bichejo. No es gratuito y consigue impactar.


Por poner algún otro "pero", aunque no sea una cuestión primordial en este caso, los actores no acaban de convencer. A diferencia de la mencionada y referencial para nosotros "Rec", de Plaza y Balagueró, en la que los intérpretes principales sabían hacerse cómplices de la cámara, en este caso a los de la película de Reeves se les nota excesivamente dependientes de ella, falseando en algún caso sus reacciones y expresiones.

En cualquier caso, "Monstruoso" cumple satisfactoriamente con su cometido, que no es otro que el de hacer pasar un buen mal rato, implicando notablemente al espectador. Además, con el añadido de que el final deja un muy buen sabor de boca. Y también vía libre a una apetecible secuela que, a título personal, me gustaría que incidiese menos en las relaciones entre los personajes (en ocasiones rayanas con el estilo del cargante Kevin Williamson) y algo más en las circunstancias que rodean al Bicho, que como ha quedado dicho es casi un acierto el ocultarlas en esta primera, pero seguirlo haciendo en la segunda sería un error.

miércoles, 23 de abril de 2008

"Troll 2", de Claudio Fragasso


FICHA TÉCNICA:

Título Original: "Troll 2"/ Dirección y guión: Claudio Fragasso/ Producción: Joe D'Amato y Brenda Norris/ Fotografía: Giancarlo Ferrando/ Montaje: Vanio Amici/ Música: Carlo Maria Cordio/ Efectos Visuales: Steve Poe/ Reparto: Michael Stephenson, George Hardy, Margo Prey, Connie Young, Robert Ornsby, Deborah Reed, Jason Wright, Darren Ewing. Italia, 1990. Color. 91'

Sólo a los italianos podía ocurrírseles parir una secuela de una película tan peculiar como "Troll". Y en tanto que el encargado de engendrar semejante proyecto es nada menos que Claudio Fragasso y que en la producción se halla el ínclito Joe D'Amato, es de imaginar el resultado. Bueno... en realidad, ésta es una de esas ocasiones en que resulta oportuno exclamar aquello de "hay que verlo para creerlo".

En honor a la verdad, la primera parte de la saga no brillaba por su calidad. Más bien al contrario. Pero sí tenía el valor de lo curioso. De lo original, incluso. Hasta ese momento los trolls eran criaturas más propias de los cuentos de fantasía que del cine de terror. Y el filme de John Carl Buechler, no estaba exento de atractivos "kitsch". Empezando por no tomarse en serio a sí mismo, lo cual siempre es una virtud, en estos casos. Ignoro si Fragasso ha pretenido con su secuela resultar igualmente casposo a sabiendas de lo que hacía, o simplemente... le ha salido así, porque el hombre tampoco da para más.

Aquí no tenemos a un padre de familia norteamericano con una gorra del Betis, pero qué se le va a hacer. De igual modo, mientras en la primera, era una niña la portadora del virus "trollesco", aquí es un niño también rubito e igualmente repelente el protagonista, aunque en este caso, no es el malo de la función, sino más bien el héroe, ayudado por su difunto abuelo.


Por lo demás, mucho líquido verduzco-chillón, un tono visual lleno de un colorido muy característico, una trama tan anecdótica como cabe esperar y sobretodo caspa, muchísima caspa. Ni unos trolls de cartón piedra puestos para dar ambiente en la juguetería del Corte Inglés darían más miedo que estos de Fragasso.

Sin embargo, por alguna extraña razón, resulta casi imposible no pasárselo bien con "Troll 2". Aún a sabiendas de que posiblemente se trata de una de las basuras más grandes que se han hecho dentro del género en los últimos veinte años. Cuando eres tan consciente de lo poco que le puedes pedir a una película, sólo te queda reírte de ella. Y claro, a veces eso es igual de satisfactorio que pasar miedo. Sobretodo si, como es el caso, encuentras tantos aspectos que provoquen hilaridad en un mismo filme.

¿Qué saldría de una unión entre Terry Gilliam, Ed Wood y el Peter Jackson de la primera época? Pues posiblemente, algo bastante parecido a esto. Por lo menos, igual de psicotrónico y delirante. Y mira tú por dónde, es Claudio Fragasso, el artífice de "inolvidables" creaciones como "Zombie 4", "Leviatán" o "Scalps", el que ha aunado esos tres estilos en uno solo. ¿Cómo lo ha conseguido? Lo más probable es que ni él mismo tenga la menor idea.

martes, 22 de abril de 2008

"La muerte acaricia a medianoche", de Luciano Ercoli


FICHA TÉCNICA:

Título Original: "La Morte Accarezza a Mezzanotte"/ Dirección: Luciano Ercoli/ Guión: Sergio Corbucci, Ernesto Gastaldi y Manuel velasco/ Fotografía: Fernando Aribas / Montaje: Angelo Curi / Música: Gianni Ferrio/ Reparto: Susan Scott, Simón Andreu, Pietro Martellanza, Claudie Lange, Carlo Gentili, Ivano Staccioli, Fabrizio Moresco, Claudio Pellegrini, Luciano Rossi, Raúl Aparici. Italia-España, 1972. Color. 97'

Luciano Ercoli es uno de esos cineastas transalpinos que prácticamente se especializaron en giallos y en spaghetti-westerns, como Sollima o Dallamano. Tal vez por ello, en el caso de Ercoli, su producción se limitase básicamente a la década de los setenta. Dicho lo cual, tampoco se puede hablar de él como de un cineasta especialmente habilidoso. "La muerte acaricia a medianoche" es una buena muestra de su producción, puesto que tampoco destaca por nada especial y se limita a ser un giallo del montón, inferior a su predecesora "La muerte camina con tacón alto".

En ella, encontramos a la también habitual en este tipo de productos Susan Scott (o Nieves Navarro, como fue bautizada en su Almería natal) junto a Simón Andreu, ejerciendo de partenaire masculino. Sin embargo, es la guapa actriz andaluza quien asume casi todo el protagonismo de la cinta.

Cinta que, todo sea dicho, comienza de un modo harto sugerente, cuando la protagonista llamada Valentina, interpretada por Scott, prueba un nuevo tipo de droga que le provoca alucinantes visiones de un asesinato. A partir de ahí, se tratará de desenmarañar la trama que ocultan dichas imágenes mentales, con toda clase de giros e intrigas.


A diferencia de otros giallos de estructura similar, el estilo visual es poco estilizado, cobrando más importancia el suspense detectivesco que los elementos terroríficos propiamente dichos, prácticamente ausentes. Ello no es óbice para que encontremos algún momento cinematográficamente atractivo, de influencias "hitchcockianas" incluso. En ese sentido, está la figura de uno de los sospechosos, ataviado con unas llamativas gafas negras, que se dedica a acosar a la protagonista, recordándonos las formas narrativas del Mago del Suspense y de alguna manera anticipando a su aventajado discípulo Brian De Palma, a quien también hemos visto usar recursos visuales similares en películas como "Vestida para matar" o "Hermanas".

Tampoco faltan los momentos discoteca-hortera, ni los modelitos de ropa estampados o la decoración recargada, elementos todos ellos sin los que el giallo no sería lo que es. Sin olvidar a los policías despistados, que sólo parecen estar para aparecer en el momento justo. Por desgracia, aquí no hay puntos de interés, como un guión demasiado original, o la música de Ennio Morricone, que muchas veces servía para dar cierto lustre a productos también discretos.

El desarrollo de la peli, como puede verse, es bastante tópico. Se anima ligeramente en el tramo final, gracias a una serie de secuencias de acción donde brilla con luz propia un peculiar personaje de refulgente cabellera rubia con cierta destreza en el manejo de los instrumentos afilados y con una irritante tendencia a descojonarse de risa en los momentos menos oportunos. Casi más un personaje de spaghetti-western, que de cine de terror. No olvidemos que el guión lo firma Sergio Corbucci.

En definitiva, un giallo tirando a justito, que sin ser un despropósito, anda bastante lejos de las mejores muestras del género. Puede servir para ese momento en que uno está muy necesitado de suspenses a la italiana y cualquier cosita mínimamente digna vale para calmar el apetito. Pero nada que ver con las obras más inspiradas de Bava, Argento o Martino.

lunes, 21 de abril de 2008

"Miss Muerte", de Jesús Franco


FICHA TÉCNICA:

Título Original: "The Diabolical Dr. Z"/ Dirección: Jesús Franco/ Guión: Jean-Claude Carrière y J. Franco/ Producción: Michel Safra y Serge Silberman/ Fotografía: Alejandro Ulloa/ Montaje: Jean Feyte/ Música: Daniel White/ Maquillaje: Raymond Ferrer/ Reparto: Antonio Jiménez Escribano, Guy Mairesse, Howard Vernon, Mabel Karr, Fernando Montes, Estella Blain, Marcelo Arroita Jáuregui, Alberto Bourbón, Ana Castor, Alberto Dalbés. España-Francia, 1966. B/N. 83'

En esta vida hay que ser justos. O al menos, intentarlo. Y del mismo modo que la filmografía de Franco tiene razones más que sobradas para ponerle de vuelta y media, en cuanto a contenidos de calidad, también es cierto que de entre toda esa pléyade de productos y subproductos, los hay muy estimables. Y éste es uno de ellos.

Con guión del reputado Jean-Claude Carrière, el director español nos presentaba aquí una de esas historias de "mad doctors" tan queridas por él. Con toda seguridad, la mejor de todas las que ha hecho.

Con una más que apreciable y sugerente, casi expresionista, fotografía en blanco y negro, obra de Alejandro Ulloa, "Miss Muerte" parte de una premisa que la emparenta hasta cierto punto con la inolvidable "The Tingler" de William Castle. Esto es: la posibilidad de aislar la maldad humana a partir de una intervención quirúrgica. En cualquier caso, los derroteros que toma la trama a partir de ahí, son distintos. Aquí encontramos a una hermosa mujer, que será el vehículo utilizado como instrumento de una diabólica venganza, perpetrada por la hija del Doctor Zimmer (el Dr. Z al que hace referencia el título en inglés) interpretada por la bella Mabel Karr.

En "Miss Muerte" hay una enorme carga de influencias europeas. Especialmente italianas y francesas (no en vano, está co-producida con el país vecino). Incluso puede atisbarse un cierto tono tanto en la atmósfera, como en la propia idea argumental, que asemeja el filme con la obra maestra de Franju, "Ojos sin rostro". Del mismo modo, la estructura narrativa también la aproxima a la incipiente moda del giallo italiano, aunque de un modo precoz, puesto que Bava aún no había sentado todas las bases de dicho estilo.


Como vemos, las referencias no son precisamente malas, ni insustanciales. Y es que, sin dejar de ser él mismo, aquí Franco se mostró realmente inspirado, sabiendo crear una obra consistente. Por ejemplo, a pesar de hallarnos ya en la segunda mitad de la década de los sesenta, no hay una sobrecarga de voltaje erótico, circunstancia que muchas veces contribuye a que sus películas se resientan y pierdan seriedad. Cosa que no ocurre aquí. Pero eso no es óbice para que sí aparezcan bellas féminas, en este caso Estella Blain, la aludida presa de los experimentos científicos, que asesina a los médicos que despreciaron al Doctor Z, con un look muy "comiquero" y visualmente atractivo.

Del mismo modo, también destaca una banda sonora elegante y muy bien integrada dentro del filme, con una pieza central de trompeta de aires jazzy, ciertamente agradable.

¿Por qué en los años posteriores Jess Franco "se olvidó" de dirigir así de bien? Pues es difícil saberlo. Tal vez el hecho de que cambiasen las tendencias del género y del cine en general, tanto en los temas como en las formas, no ayudó a que el cineasta madrileño siguiese por caminos tan interesantes como los apuntados aquí y prefiriese dedicarse a crear productos más "lisérgicos" y psicotrónicos, cinematográficamente mucho más huecos, preocupándose más de cantidades que de calidades, haciendo más patente aún la habitual falta de medios.

Lo que queda claro después de ver "Miss Muerte" y alguna otra de las obras más inspiradas de este hombre, es que tampoco es el torpe integral tras la cámara que muchas veces se quiere hacer ver. Aunque él mismo no haya parecido muy preocupado por desprenderse de esa imagen, más bien al contrario. Da la sensación de haberse llegado a sentir cómodo, en su trono de rey de la serie z, con su pequeña legión de fans incondicionales.